Con su primera actuación en 1999 con Esto está atascao, volvían un año después con Esto está embobao, para quedarse de nuevo en semifinales con una chirigota un tanto diferente, y ahora lo verán en el vídeo, con esa forma peculiar de interpretar los pasodobles. El autor de letra y música: Luis María Rodríguez Rondán.
Tengo una peazo polla
Tengo un peazo de polla, mi polla es impresionante, no me cabe ni en una olla, es de un tamaño alarmante.
No, no es trola, vaya polla, no exagero, tú me agobias, porque estás riéndote, tú no te crees ná de lo que yo digo.. ¡Mi polla es asi!.. La mosca he matao..
Yo no quiero llevarme ningún disgusto, que la enseñe, que la vean, pero es que da susto.. Por eso to er que la mira, dice na más que verla da gusto, ¡ay!..
Quién la cogiera mi peazo polla, gorda y morena como una bolla, así suspira, to el que la mira, que buen puchero, echándole apio, puerro y cebolla.
Ahí esta la pobre.. apretaita, entre dos huevos calentita, que peazo de polla se está poniendo, me esta creciendo tanto y tanto a mí la polla, que como siga así creciendo y creciendo y un huevo con un bulto me esta saliendo fijarse que plan..
Cuarteto del año 2000. La letra corría a cargo del inigualable Libi (Emilio Gutiérrez Cruz) y la música de Sergio Ramírez Martínez. Junto a ellos, en la actuación: Germán García García.
Después de varias aclaraciones en los comentarios de los amigos Granácf y Jose María, no quedaron descalificados por cantar los dos cuplés en vez del popurrí, si no que no pasaron, y se quedaron con 88 puntos. Aun así, se fueron del Teatro Falla con la gente coreándolos a gritos de Carnaval, Carnaval..
Aquí, los cuatro cuplés.
Para sacar una entrada
Para sacar una entrada me fui corriendo al Unicaja, porque para la final quería yo comprarme un par de butacas.
Me pidieron el nombre para un sorteo ante notario. Y se hizo el sorteo, estaba en la lista, no me lo creo..
Aquí están las llaves, me han dao un pisito en el Gallinero.
Teo, Teo, Teo, hasta el nombre lo tiene feo.
A la hora del almuerzo
A la hora del almuerzo lo ves poniendo unas magdalenas. A las seis de la mañana va y te sorprende con una berza.
En horas de merienda en vez de un sanwich pone pescao.. A las dos de la mañana te hace unas papas con ali-oli..
Ya estamos hasta el carajo del cocinero de Canal Cádiz.
Teo, Teo, Teo, hasta el nombre lo tiene feo.
La boca de mi abuelo
La boca de mi abuelo está to mellada, es un bastinazo.. Coje los bocadillos y en vez de bocao le da mamazos.
Pa poder comer quería que un dentista le hiciera un puente, le pusieron el puente para comer y que mala suerte tuvo mi abuelo..
Le pusieron el puente y se lo quemaron los de Astilleros.
Teo, Teo, Teo, hasta el nombre lo tiene feo.
Viendo una procesión
Viendo una procesión por el Palillero en Semana Santa.. Delante iba la Teo, no se si Teo, o Rosi de Palma.
Ay que malamente le queda a la pobre el color de luto, que al verla tan negra un monaguillo le dijo al cura..
Esa no es la alcaldesa, es la vieja que canta en Triana Pura.
Tras el éxito que obtuvo con su chirigota un año anterior, con Los Yesterday, a Juan Carlos, como pasa con los grandes, se le exigía aun más. Y no se si ofreció más, pero creo que cumplió con creces, con una de sus mejores chirigotas en mi opinión. Y creo, si mal no recuerdo en alguna entrevista del autor, su chirigota preferida.
El tipo, una especie de grupo de música flamenco pop. Entraron en la final, y consiguieron un cuarto puesto.
Presentación
Yo tengo una duquela, una duquela, duquela mía.. Se me secaban to los huevos, por la noche y por el día. Y es que el flamenquito que yo hago, prima mía.. Es un mojón, de categoría.
Apaleao, los gaditanos están apaleaos, pero felices, que hay que ser pringao. ¡Primo!, eso, y primo.. pringao y primo, primo y pringao, los gaditanos más felices, cuanto más apaleaos..
El Mentidero, ¡presente!, la Barriada, ¡presente!, Loreto, ¡presente!, Puntales, ¡presente!, Cerro Moro.. Cerro Moro.. ¿qué de qué?. Bahía Blanca, para servir a Dios y a usted. La Laguna.. también. La Viña, Santa María.
Cádiz está muy bonito, que muy limpito, que muy arreglao, con luces por toda la playa, y con el desoterrao. Porque la alcalda que es una tía mu soterrona, a puesto Cádiz como la selva del Amazonas, primo.. del Amazonas.. que.. desoterrona..
Con placitas de jardinas, y arbolitos que hay plantaos, para que se fumen bien los porros nuestros veinte mil paraos.. Pero que importan los paraos.. ¡Lo que importa es que haya árbol y macetas por tos laos!.
Así que politiquillo ten cuidao, que cuando vayas a venir porque de aquí puedes salir, si, si, si.. ¡mira!, ¡apaleao!. Mira que éstos flamenquitos son demasiao, ¡apaleao!, Mira que éstos flamenquitos son demasiao, ¡apaleao!, Mira que éstos flamenquitos son demasiao, ¡apaleao!,
Lere lerele rele, lerelelé..
Me ha dicho Arancha
Me ha dicho Arancha con rencor que no le van los gaditanos, y que en ciudades como ésta se le atragantan los veranos.
Que viene a Cádiz por sus padres pero si por ella fuera, se pasaría el mes de agosto en otro sitito cualquiera.
Que prefiere el atractivo cultural de Sevilla y de Madrid. Que aquí sobran las caballas y las noches en la playa, y que con tanto chimpún de carnaval, dónde vamos a llegar.
Que no le gusta mi barca, porque la brisa le quema y no le pone morena su piel fina y castellana.
Que cuando hace levante, se le levanta el vestido. Pero tiene un hermano que es la canela en rama, y me dijo paisano tú pasa de mi hermana.
Si tuviera dinero, yo te lo cambiaría, por un timón y una gorrita de marinero de la bahía.
Dijo el poeta
Dijo el poeta de los mares: "si mi voz muriera en tierra, llevármela al nivel del agua, y repartirla en la rivera".
Y digo yo que si mi voz muriera un día en la batalla: "llevármela junto al poeta de nuestra compañera playa".
Si mi voz muere contigo Rafaél, nunca, nunca, morirá. Como no muere de pena, el vivir sin tu melena, dibujando sobre mares de papel la palabra libertad.
No morirán en la tierra, ni tu voz, ni tu persona, ni morirá tu paloma de la paz sobre la guerra.
Y con el puño cerrao, y con las manos abiertas. Cuando con mi barquilla, navego la Bahía, y miro para la orilla, Puerto Santa María.
A la marea digo, a la mar marinero, no morirá el gaditano, el poeta, el amigo, y el compañero.
Sé de mujeres
Sé de mujeres más bonitas que el balcón de la Alameda, son las que llevan en su cara el sur del mundo en primavera.
Y de mujeres más valientes que los niños de La Habana, son las que pintan en su frente las cinco puntas de Guevara.
Y mujeres tan divinas que al morir no te dejan ni rezar. Y mujeres más profundas que los clavos de mi tumba. Y mujeres tan mujeres que al nacer lloran como una mujer.
Sé de mujeres sin nombre, sin patria, ni carretera. Mujer que son de cualquiera. Que reniegan de ser hombre.
Sé de mujeres graciosas, Cádiz las hace distintas. Sé de mujeres buenas y de mujeres malas, que no vale la pena ni siquiera nombrarlas.
Sé de una viejecita que es la que más me quiere. Y esa es mi madre del alma, la reina bonita, de las mujeres.
Será que el alma de ésta tierra
Será que el alma de esta tierra es la misma que la mía, que si me repican las palmas me vuelvo loco de alegría.
Será que la canción de cuna que mi abuela me cantaba, era una copla tan bonita que al acabar me despertaba.
Será que en vez de enseñarme a trabajar, me enseñaron a vivir. Más allá de la desgracia, y en el patio de mi casa, como era un patio tan particular, no me dejaban llorar.
Será que a mí las campanas no me sonaban a muerte, será que tuve la suerte que me echara una gitana.
Cuando me dijo "flamenco, quédate en Andalucía, que aquí las tritezas se pintan de lunares, y si faltan riquezas, sobran los carnavales".
Será porque he nacido andaluz y flamenco, que de morir por vivir como siempre he vivido no me arrepiento.
Yo soy la última
Yo soy la última palabra soy la voz de cada día, y no hay más voz, ni más palabra, ni más verdades que la mía.
Así la gente que me escucha estará siempre conmigo, pero no digo lo que pienso, porque me pienso lo que digo.
Y callendo a quien no dice lo que yo, solo queda mi verdad, tengo la misma influencia, que la banca y que la Iglesia. Gano siempre porque nunca se perder, yo soy el cuarto poder.
Que aunque me pongo las botas a cuenta de éste teatro, no admito ni un desacato de una simple chirigota.
Y siempre tengo un chivato, y siempre tengo un pelota, yo, no soy tan valiente, ni, soy tan gaditana, pero, hago con la gente, lo que me da la gana.
Por eso estoy dolido, porque me he dado cuenta, de que ésta noche mis huevos me los he comido a la flamenca.
Cuplés - Estribillo
Qué anda, y ole, mira, toma, primito.. que ni ésto es flamenquito, ni ésto es ná, que ésto es, ¡gloria!, Carnaval.. que ésto es, Carna.. eeeh.. aaah..
Antonio Martínez Ares pretende con su comparsa representar una obra de teatro. El jurado, entiende que la comparsa no merece pasar a la final y la deja fuera. Es la gota que colma el vaso, y Antonio rompe ese año con su grupo para salir el año siguiente con un grupo prácticamente nuevo.
Presentación
Buenos días. Buenos días. ¡Buenos días!
Que día más lindo ha parío la luna. Como esta mañana no recuerdo ninguna. Abran sus balcones dejen entrar al cielo. Abran sus sentíos y oigan al buhonero. Están de suerte amigos. Un golpe de viento ha traído hasta esta simpatiquísima localidad a... La Milagrosa. El carro prodigioso, poderoso, maravilloso. Cientos, miles, millones han sido las personas que, confiando en nuestras humildes manos han dado un giro a sus vidas.
Ciudadanos, ciudadanas, hoy le verán la cara a la vieja de Occidente. Tres mil años duermen entre cuatro paredes. Trocitos de Cai vamos a ver quién los quiere. Les ruego presten atención, de uno en uno, por Dios, que hay remedios para todos. Pues traigo el poder inmortal de la diosa del mar, de cristianitos y moros. En esta plaza tan linda montaré por hoy mi puesto. La tacita está de saldo y usted mismo pone el precio.
Para los niños chiquetitos, pa esos cariños que se fueron. Para las duras y las maduras to lo cura el buhonero. Pa los mocitos y las mocitas. Para las viejas pellejonas. Para los celos y las envidias. Pa las lenguas criticonas. Ungüentos, hiervas, elixires... un milagro por persona.
La Milagrosa abre sus puertas de par en par ¡Oíd las ruedas como cantan... tiritritán! Lo que usted quiso y nunca tuvo aquí está en el carromato. ¡Si soñar es tan barato! Salid de casa que el coplero ya regresó. ¿Quién dijo que no volvería? ja, ja, se equivocó. La Milagrosa les ofrece sus mejores mercancías. Les desea buenos días. Buenos días. Buenos días. Buenos días. Buenos días.
Un milagro para Cádiz
Ayer te vi y me distes pena, preciosa mía. De tanto como se ríen de ti en la Alcaldía Por todo ese cachondeo, a conciencia, desde La Junta, si se están meando encima del Non Plus Ultra.
Como una lluvia tus casitas se están cayendo y se pasan la pelota y no ponen remedio. Ahora pedirán el voto en las elecciones pa tapar un par de grietas y tocarse los cojones.
Es mejor plantar farolas isabelinas que poner en Santa María cimientos nuevos. Es mejor dejar macetas por toa la Viña que encofrarle sus cocinas a los viñeros. Es mejor tapar el tren aunque se hunda la ciudad. Es mejor sobrevivir y reír es mejor que llorar.
Si te rompes a pedazos que le importas a la teñía ver a un Cádiz medio muerto desde su casa de El Puerto, Puerto de Santa María. Si las vigas se te pudren que le importa a Manolito si por su gente y su tierra no ha sentado la cabeza y eso si que es un delito.
Muy pronto vendrá ese día, os lo dice el buhonero, que os comáis las chulerías, burocracias y mamoneos. Que viene escrito ya en los mapas, Cai Tacita de Plata, donde viven como ratas y votan como borregos.
Un milagro para el hombre
Qué pensará este hijo mío al que amo tanto cuando agacho la cabeza y me como mi llanto. El que almuerza, viste, calza y pasea con los dineros que salen de los bolsillos de sus abuelos.
Qué pensará mi compañera, que desespero, si por mi lo dejó todo con un sí, sí quiero. Ella que sueña que un barco la lleva a La Habana y no sabe otro camino que ir a casa de su hermana.
Toa la vida trabajando y justo ahora con cuarenta primaveras estoy parao. Sin estudios, ni experiencia y sin diplomas. Hecho un mulo y en el fondo.. un fracasao. Me retumba el corazón. Hoy me voy a entrevistar. Tengo miedo de perder de mi gente y qué pensarán.
Como ayer, como mañana, otra vez voy a intentarlo, la camisa planchaíta y en la cara una sonrisa que me lleve hasta el milagro. Como ayer, como mañana, entraré por esa puerta. Miraré a todos los míos y diré no me han cogío, ya no me quedan más fuerzas.
Como ayer, como mañana, quemaré todas mis naves. Vomitando mi vergüenza patearé todas las calles. Que habré hecho yo pa este destino, dime Dios pa este castigo, con un nombre y apellidos y verme como un don nadie.
Un milagro para cuatro columnas
Vamos a ver quién me adivina la adivinanza: Tiene un corazón de tinta, la lengua muy larga. Cuando escribe lo que escribe, ¡quién vive! Eso es sagrao. Y al que quieren me lo vuelven un desgraciao.
Con Franco fue el mayor franquista, luego de centro y de izquierda y de derechas, y siempre pa dentro. Por sus páginas pasaron grandes literatos. Por sus tintas se sentaron chupatintas y borrachos.
Tiene algo más de un siglo y es como un niño que no entiende aún las reglas de ortografía. Pone y quita concejales a su capricho. Quita y pone directivos todos los días. Con su verbo intelectual colabora un flecha azul. Es el último en dormir y el primero que encuentra la luz.
Adivina, adivinanza. Seguro que alguien la acierta. Tiene un corte vanguardista, periodistas surrealistas y las manos deja negras. Adivina, adivinanza. Enemigo del levante. Y esperando el buen retrato siempre está su gran chivato que lo que vende es la sangre.
No soporta a los payasos, esos que escriben comparsas. Y por Dios se pone en celo al llegar Semana Santa. Y muy poquito dinero es honrao o embustero, se ríe de Cai entero... adivina, adivinanza”.
Un milagro para Antonio
Dime quién coño te has creío, querido Antonio, que criticas a todo el mundo escupiendo demonios. De no ser por esas letras, ¡ninguno! te escucharía, igualito que lo otros, ¡niñatos! qué es poesía.
Con Campuzano comenzaste este castigo. No han pasado ni veinte años y no tienes amigos. Al final querrás un busto que ponga: Poeta, te vamos a dar un carajo de los que hay en La Caleta.
Insultaste al gallinero y a los puristas, nuestra fiesta de los toros la toreaste. A favor de las mujeres, los mariquitas, pero en que planeta vives, Martínez Ares. Al PP en la yugular. Siempre tienes que ser tú. Contra el Papa, contra Dios. En tu pluma se esconde tu cruz.
Si un señor hace fortuna por vender carne podría, que más da to esos negritos, si en la selva en esos sitios comen muchas porquerías. Que te escriban en la prensa colma tu orgullo tirano, porque eres tan carajote que piensan como El Quijote: “Ladran luego cabalgamos”.
Desde que tú apareciste te has sentío un superhombre. No respetas ni a los muertos, nadie, nada hay que te importe. Pues te recuerdo buhonero que otros muchos ya cayeron por decir sin ningún miedo cada cosa por su nombre.
Un milagro para mi amor
Hunde un cuchillo marinera hasta el sentío pa saber por quién suspira el corazón mío. Como un pozo ama al patio y la lluvia a las macetas, como un viento y otro viento a una veleta.
Como la Iglesia a los fusiles de los cobardes, como un pobre a un pobre perro para que le ladre. Como un mar a un vaso de agua o el grito al abismo, como el cielo a las desgracias, como un cura al catecismo.
Como la brisa de agosto a las persianas, como un manto de calichas a los pasillos. Como pueden los fulanos a las fulanas, como un nido de secretos a los pestillos. Como un chivo a la legión, como Dios a un huracán. Como un preso a una ilusión, como el ruido a la soledad.
Como un barco al horizonte, como un loco a su cordura, como un hombre a otro hombre, como el norte solo al norte, como el torito a la luna. Como el hambre a los chiquillos, como un cojo a una mentira como el miedo a la prohibido, como el sexo a los gemidos, como la muerte a la vida.
Como un tonto a un San Benito, como el frío al mes de enero, como el nudo a la corbata, como el rey al monedero. Hunde el cuchillo marinera, a ver si muerto ya te enteras, nadie habrá que así te quiera, así como yo te quiero.
Un milagro para la alcaldesa
Perdona que entre así de golpe sin avisarte, ¡Qué problema el de Astilleros! estoy hecha un desastre. No quiero ser alcaldesa, de esas, ¡Ay Jose Mari! Tú no sabes lo borricos que son en Cádi.
Estos tornillos y estas tuercas me las tiraron y... ¡Teófila tus muertos! a mi me gritaron. Yo por mucho que me ducho huelo a gasolina. Yo que siempre he sío muy alta, he sío mu rubia, he sío muy fina.
He vendío las industrias pa hacer viviendas. Se tragaron ¡te lo dije! el soterramiento. Pero abajo to los días hay una huelga y eso que están tos paraos, yo no lo entiendo. La pobreza la tapé con macetas y zona azul. Esto no es mi Santander. Más quisiera la gente del sur.
Me he gastao más de un sueldo en comprar antidepresivos y tengo un dolor en el pecho por las cosas que no he hecho y por tu culpa he prometío. Me inventé la supertasa, en la prensa la primera y he quitao de mi despacho la foto del tito Paco, aunque sigue en mi cartera.
Yo quería ser ministra y me diste una biboca: cuatro años entre peñistas, marujonas y grifotas. Échame un cable pa la Junta que Sevilla si me gusta. Deja a Cádiz que se pudra con coros y chirigotas.
Un milagro para Andalucía
Andalucía es un chiquillo harto de churretes, azahares en el aire, la mar y la nieve. Esos palitos de ciego, ¡Cuidao! que vamos dando es un toro y una hembra siempre sangrando.
Es el oasis pa los reyes y los camellos, los chavales que ni en sueños verán un currelo. Es el sol para los ricos, sus niños y sus niñas. Es un water pa catorce en el barrio de La Viña.
Es Carmina y Rociíto vendiendo cuernos. Plaza Alta y otras drogas pa los pobres. En el culo de un Europa que huele a muerto. Cenicienta con sus rulos al dar las doce. La sequía en altamar. Los lunares y un olé. Romería y Carnaval. Es la tierra esperando llover.
Es la O con un canuto. Los olivos renegríos. Langostinos de Sanlúcar y disparos en la nuca de algún vasco mal nacío. Son las letras que se comen cuando no hay ni pa puchero. Es la puta mala suerte de un pañuelo blanco y verde pa los hombres de Astilleros.
Gitanillos desnataos. Son los niños de la guerra. Mucho alcalde mentiroso y mucho, mucho sinvergüenza. Es la justicia sin cojones, un Parlamento de ladrones como dijo Lola Flores: “la pena, penita, pena”.
Nunca habrá un milagro para ti
Por más que florezcan las canas sobre tus sienes, quién hijo de puta nace, hijo de puta se muere. Y aunque muchos aseguren que nunca has roto un plato, un río de cruces corre por tus zapatos.
Yo sé que te pone cachondo oler la sangre, sé muy bien que coleccionas criaturas y padres, porque igual que tu en España había un gallego que nos tuvo medio siglo cogiditos de los güevos.
Ya eres viejo y sin embargo aún das miedo cuando te pones la gorra y el uniforme. Un ejemplo de constancia para los nuevos, los futuros licenciados en dictadores. No tendrás la extradición y a Santiago volverás, pero no tendrás perdón. Ojalá, ojalá, ojalá.
Ojalá fueras eterno, ojalá lo fueras siempre, ojalá no haya un momento sin tener remordimientos por matar a tanta gente. Ojalá que por las noches se te crucen en tus sueños esos ojos que arrancastes, las almas que mutilastes y los que nunca volvieron.
Ojalá maldito loco esta vida sea tu infierno y hasta los mismos gusanos le den asco de tu cuerpo. ¡Vive cabrón! ¡Vive y disfruta! Porque el día te pudras, bailaremos en tu tumba, nosotros y nuestros muertos.
Popurrí - Acérquense todos
Acérquense todos no pierdan momento que La Milagrosa ha llegado a este pueblo. ¡Señores! ¡Señoras! ¡Infantas y abuelos! ¡Milagros de Cádiz que son milagros del cielo!
Plata de la mar que a la luna roba su brillo. Caracolas con psssssssssssssss pececitos dormidos. Levante en botella. Si lo dejes ir no lo agarras y como en cualquier otro carro, ¿Alegría? Nooooooooooooooo, chatarra. Arena de oro. Torretas más altas no vieron. ¿Tal vez un barco? ¿Dos barcos? ¿Tres barcos? ¡Un Astillero! Perfumes fenicios para las mujeres hermosas. La sal de la gracia. La luz. El sol por su casa. Disfraces. Estrellas de agua. Las coplas. Cañones sin fuego. Vamos, vengan sin miedo. De todo, hay de todo en La Milagrosa.
Milagritos, milagritos, milagritos, milagritos. Remedios de Cai pa pobres y ricos, ay. Milagritos milagrosos, milagritos milagreros. ¡Los precios, chiquilla, que están por los suelos! Vasijitas romanas. Lucernas. Faroles. Piedras ostioneras. Conchas de colores. Carnets de paraos. Sortijas. Velas de veleros. Monedas. Azulejos. Poemas. Especias. Refranes. Sombreros. Acérquense todos, no pierdan momento, si el mundo se deja, el mundo les vendo.
Queremos advertirles: no somos como los otros buhoneros. Que les da igual engañar con tal de llevarse los dineros. Todito todo lo que les ofrecemos remedios son de alta calidad y con la mano en el corazoncito, aseguramos, prometemos y juramos que diremos la verdad, la verdad, la verdad. Y nada más que la verdad. Tome estas hierbas al irse a acostar, mano de santo pa los catarros. Él probó este ungüento como loción capilar y en un mes dejó de estar calvo. Contra el reuma estas cataplasmas y correrá como las mismas liebres. ¡Eh viejo! Aplíquese esta pomadita, ¡Azuquita! Y qué peligro con las mujeres. Pa las depresiones chupe estas hojas muy tranquilito. Y para los males, males de amores... eso lo arreglo con unos polvitos. Con este bebedizo fuera afonía... ¡Una demostración! ¡Kiki! Este hombre no veía tres en un burro y con esta agüita ahora ve dos. Y también tenemos... Pa los calores, roedores, sudores, picores, temblores, ardores, temores, vapores y toda clase de dolores.
Esta es la verdad, la puritita verdad. Hay una regla en este carro; el buhonero nunca fía para que jamás nos suceda lo que a la vieja Andalucía. Una mañana los charlatanes, dando esperanzas dando soluciones y les compraron sus patrañas, los ganaderos, los obreros, los pescadores. Y les hablaron de trabajo, de proteger a las mujeres. Por miles se acercaron, oyeron, suspiraron y cayeron en las redes.
Sus recetas milagrosas, sus mentiras piadosas por el sur las derramaron. Y se hicieron poderosos con los votos generosos de aquellos que se flaron. Embaucadores y farsantes, oradores, comediantes, artistas del engaño. Les vendían, ¡pobrecitos! utopías en frasquitos cada cuatro años. Para que jamás nos suceda lo que a la vieja Andalucía hay una regla en este carro; el buhonero nunca fía.
Ha llegao la hora de repartir. Vamos a repartir. Vamos a repartir. De lo que hemos podío vender por aquí. Lo que sea pa ti. Lo que sea pa mi. Y pa mi, y pa mi, antes de comer, antes de dormir, Vamos a repartir. Me han comprao una luna de La Caleta. ¿Con agua o sin agua? ¡La luna quieta! ¡Señores, yo el muelle con tus barcos! ¡Qué poderío! ¿Si nadie lo quiere? ¡Po lo he vendío! Yo, pregonando, no menos treinta libretos, de chirigotas, comparsas y cuartetos. ¡Me lo he currao! ¿Y los coros, qué? Los coros na, ni regalaos. Yo, el ayuntamiento. ¿Con sus ladrones? Yo, la autopista. Ole, sus cojones. Yo, el vaporcito. Yo un casco antiguo. Yo, una catedral. ¿Y tú qué? Yo na. ¿Y tú qué? Yo na. ¿Na de na? ¡Na de na! Pues prepara la cena. Y tú luego a fregar. Cai de fanfarrones y de pirigaña. Cai de trabalenguas. Cai de mis entrañas. Yo maldigo mi suerte como maldigo el dinero. Y que Dios me perdone por vender lo que más quiero.
Al cobijo del fuego las llamas nos traen las voces de los hermanos que se fueron. Y en esta noche amarga a la mente me vienen los versos de un marinero: “Si mi voz muriera en tierra llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Levadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. ¡Oh, mi voz condecorada con la insignia marinera. Sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella, y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela!”
Que yo también mare mía, quiero morir donde viven, donde viven mis poetas, en agüita de la bahía. Rafalito y Fernando ya están juntitos y mandan besos pa Cai en los barquitos. Alegría, alegría, que no se diga, que quién se muere en Cai. ¡Dios mío! Que vive pa toa la vida.
La lunita está asomá, la oscuridad se hizo presente. Hoy no se nos dio tan mal, ni fú ni fá, igual que siempre. Con el alba hay que partir, se acaba aquí el cachondeo. Venga, vamos a recoger. ¿Chiquillo esto qué es? ¡Creo que está lloviendo! Otro día, otro lugar y a pregonar: ¡Atención que ha llegado La Milagrosa...! que sus puertas abrirá pa mostrar la mar de cosas. Qué vida más achuchá. De aquí pa yá, qué sufrimiento. Monta el carro. Quita el carro. Sube, baja, si no paramos. ¡Aligera, quillo que es verdad, que está lloviendo! ¡Me cago en la...! Queda mucho por andar, por conquistar. ¡Rumbo al infinito! Hasta otra y ojalá sepan usar nuestros milagritos. No les decimos adiós. Sabe mejor un hasta luego. ¡Otros vendrán! ¡Con otra canción! ¡Otras historias! ¡Otra ilusión...! ¡Pero volveremos! Nos queda un milagro que no lo vendemos si quieren, mañana.. ¡se lo contaremos!