viernes, 12 de septiembre de 2008

1800, Los Inmortales

Nuevo divorcio de Ángel Subiela, ésta vez con Juan Carlos Aragón. Tres añitos duró el matrimonio. Juan Carlos, con grupo nuevo, trae al teatro a éstos vampiros románticos. Se quedan fuera de una final, en la que pasan seis grupos, cosa incomprensible para los aficionados, ya que la comparsa tenía una gran calidad.



Presentación



Me dijo una gaditana,
dedícame una letrilla
pues tus canciones me agradan,
solo por ser tan sencillas.

Si tú tuvieras ventana,
mis odiseas te las cantaría,
pero resulta serrana
que mira que, que viene el día.

Déjame que de tu sangre los mares me beba,
para que la vida eterna contigo la viva,
arráncate el crucifijo que en el alma lo llevas,
descálzate compañera y que otro Dios te bendiga.

Dile a tu mare que a ti te visita la luna,
que en tu ventana no tienes balcón ni postigo,
que no te pongas corona que tú no quieres ninguna,
que yo ya te traigo una y es pa’ llevarte conmigo.

Y si llaman a tu puerta con la oscuridad cumplía
no se la tenga abierta que seguro que es el día,
presumiendo todavía porque no la dicho nadie
que a la orilla de los mares navega la alegría,
en tu playa que es la mía, de el amor en Carnavales
desenterrando puñales, de las arena salía
y con su sangre escribía:

”Los inmortales, los inmortales, los inmortales”.


Cádiz ha sido y será

Cádiz ha sido y será,
una ciudad que cuando suena,
enamora desde el ancho mar,
hasta la luna llena.

Que la música aquí,
sabemos más de lo prohibido,
es un sexto sentido,
el sentido del sobrevivir.

Por eso falta no hacía,
que capital la nombraran,
ni que la tía de ninguna consejería no lo recordara,
para lavarse la cara,
cuando de fondo sonaran las vi sinfonías.

Y con tantos musicales,
yo no se porque carai,
no pusieron Carnavales,
que es la música de Cai.

Y porque lo permitieron,
y porque nadie escuchó,
como caídas del cielo,
las alegrías de Orario
y del viejo Pericón.

Silencio, que estas gargantas,
os recuerdan la tacita,
y se rompen si gritan
la infinita, las más larga,
la ópera nuestra bendita
que es la más bonita,
la de Paco Alba.


Tú que te vas a casar

Tú que te vas a casar,
con nuestro príncipe en palacio,
sabes bien que la gente dirá,
que has pegao’ un braguetazo,
pero no te sientas mal,
que el braguetazo de persona,
lo ha pegao una corona
que hasta ahora no ha sido real.

Mira la fotografía,
cuando entres en la Zarzuela,
mira que cara tenían la madre, la tía, la niña y la abuela.
Allí valía cualquiera,
menos cualquiera de afuera de su monarquía.

Y entenderás a millones,
de tus queridos paisanos,
que antes de ser españoles,
se sienten republicanos.

Y por futuras razones,
no dejes que haga lo que
le salga de los borbones,
que de los borbones salen
más borbones cada vez.

Y en nombre del pueblo llano,
gritare por vez primera:
"Larga vida a la Reina,
aunque sea republicano".

Y al cabrón que nos gobierna
por meternos en guerra,
le dieran la mano


Si una cruz no aguanto yo



Si en una cruz no aguanto yo,
es porque en ella fue clavado,
el único que en nombre de Dios,
se enfrentara al Estado.
Y cual si fuera un ladrón,
mataron a ese Nazareno,
entre el malo y el bueno,
porque se parecía a los dos.

Y los que resucitaron,
fueron cien mil gobernantes,
que transformaron las cruces del monte calvario en su cruz de diamantes,
como una espada gigante,
con las que río de sangre del pueblo brotaron.

Por eso cuando la miro,
el corazón se me esconde,
no porque sea un vampiro,
sino porque he sio' un hombre.
Y he visto tanta miseria,
y tan poquita virtud,
que renegué de su vera,
por los siglos de los siglos
donde estuviera esa cruz.

La cruz que todos llevamos,
como infierno y pesadilla,
y un hincar de rodillas,
hasta el día en que muramos.
Por eso si muero un día
que rompan la mía
contra el Vaticano.


Hoy me quiero emborrachar

Hoy me quiero emborrachar,
con la mitad de mis amigos,
y acordarme de la otra mitad,
porque también han sido,
mis amigos de verdad,
y aunque al final se me hayan ido,
no por ello me olvido,
aun sabido que no volverán.

Uno se fue por dinero,
otro se fue por envidia,
otro se fue porque una mujer se llevo su corazón entero,
uno se fue de mi vida
y otros perdieron su vida cuando se me fueron.

Y los que están a mi lao’,
son los que nunca se han ido,
por eso me emborrachao’,
con estos amigos míos.

El loco de la guitarra,
el que to’ la inspiración,
se la encontraba en la barra
mira si será macarra,
que una vez se emborrachó.

Con gente de otra comparsa,
y les dijo tan sincero:
Estas cosas que pasan,
son las cosas que no quiero,
tenemos que estar unidos,
sino como amigos,
como compañeros.


Quién sería el capitán

Quién sería el capitán,
de aquella góndola africana,
que se hundió bajo el agua del mar,
de la mar gaditana.

Quién sería el capitán
y en cual de nuestras dos orillas,
se cambio de barquilla
justo al ver que iban a naufragar.

Y quién fue mal almirante,
que no le dijo al farero,
alumbra a esos navegantes que tienes delante por Dios marinero.
Que aunque ellos son extranjeros,
se están muriendo de miedo, de frío y de hambre.

Y quien fue el hijo de puta,
mientras se hacia el dormío,
que dijo po' que se hundan,
que esto no es asunto mío.
Y a la mañana siguiente
huérfano de corazón,
diciendo cuanto lo siente,
convoco rápidamente
otra manifestación.

Derechos del emigrante,
que tienen los extranjeros,
quienes la presidieron,
yo no se, si dieron sangre,
yo solo se quienes fueron
los que se murieron
de frío y de hambre.


Yo me enamoré de tí



Yo me enamoré de tí,
por culpa de los Carnavales,
desde entonces no se si vivir,
o morirme a raudales.

Pero ya me enamoré
y como con los corazones,
nunca ganan razones,
mis razones las voy a perder.

Ya se cual es tu ventana,
por si se abre algún día,
la luz de cada mañana se meta en tu cama y te de la alegría,
y con las manos vacías,
abras la que yo sabía que fue tu ventana.

Y si pa' mi gaditano
algún diíta la abres,
que sepas que yo tu mano
no se la pido a tu padre.
Tu padre tiene la suya,
así que puestos a pedir,
si yo pidiera la tuya
como es tu mano y es tuya,
te la pediría a ti.

Te estoy pidiendo la mano,
dámela por Carnavales,
o me chivo a tu padre
y le digo que te amo.
Y que pa' colmo de males
salgo en Carnavales
y soy gaditano.


Yo no se qué pasará

Yo no se qué pasará,
por las entrañas del que dice,
yo soy de profesión militar,
y se bien lo que hice.
Como no quise estudiar
ni trabajar en astilleros,
me busqué un ministerio,
que me diera una oportunidad.

Y al ministerio que había,
se le llamaba Defensa,
por eso el único examen que no me pedían era el de conciencia,
y aunque me daban vergüenza,
le hice el honor a mi prensa de bala perdía.

Y como a mi no me importa,
verme vestío de verde,
dejé a mi novia por otra,
que la llamaban la muerte.

Me puse en manos de un bando
que era otro bando de Aznar,
que era otro bando mamando,
y otro mamando y tragando
de otra patria criminal.

Me hicieron jurar bandera,
me llevaron de verdugo,
a una tierra extranjera,
y a las órdenes de un chulo.
Es un trabajo cualquiera,
pero quien lo quiera,
que le den por culo


Aunque soy de sangre azul

Aunque soy de sangre azul,
porque nací de casta noble,
me pase toda mi juventud,
con las castas del pobre.
Y en las suyas comprendí,
porque los reyes criminales,
no nos hacen iguales,
ni al nacer, ni al querer ni al morir.

Al noble le dan la vida,
al pobre le dan dinero,
y luego le dan la envidia al noble que viva peor que un obrero,
a cambio de que el primero,
reciba el título entero de buena familia.

Pero sabío en la calle,
que buena familia ha sío,
la que fundara una madre
sin castas y sin apellidos.
Y se bastara solita,
sin necesitar perdón,
para dar arrullo y ganitas,
con la pobreza abanica
de su malo corazón.

Los pueblos emperadores,
de la sangre que presume,
son más rojas que azules,
porque azules se discutan,
Toda su lápida llena
de familias buenas
con hijos de puta.


Nunca hubo una afición

Nunca hubo una afición,
tan convencida y entregada,
que fundara hasta una religión,
religión gaditana.

Se llamaba "Cadí ee"
y los domingos por la tarde,
le rezaban la salve,
"Cadí ee, Cadí ee, Cadí ee".

Como la fe les movía,
y la fe mueve montañas,
siguieron a sus apóstoles de la bahía por tierras de España,
por eso a mi no me extraña,
que consiguiera una hazaña de categoría.

Y si aquella delantera,
fuera la que defendieron
mujeres de cigarreras
y hombres de los astilleros.

Perdóneme la pregunta,
que estoy hablando del pan,
que otro por Cádiz luchan,
aun sabiendo que a Segunda,
ellos nunca ascenderán.

Y cuando no vengan barcos,
y en las fábricas se llore,
de sus trabajadores,
aun me queda la esperanza,
que valgan mas sus sudores,
de todos los cojones
que echan en Carranza.


Popurrí - El que sale del alma



El que sale del alma es el único fuego que no me quema,
a que sale de Cádiz es la única claridad que me resucita,
y la del Nazareno es la única cruz que no me envenena.
Y la única plata que llevo conmigo es porque es la plata de la Tacita.
Y el fuego pa’ los demonios, la claridad pa’ el que mande,
Las cruces pa’ San Antonio y la plata pa’ quien te quiera.
Y a ti chupa la sangre.

La sangre que aquí me han dado, a sido sangre del pueblo,
única sangre que bebo, por eso he resucitado.
Y como inmortalizado, hago inmortal a mi pueblo.
Y mientras que las verdades.
Y beberé de lo prohibido, aunque me muera de hambre,
por eso bebo tu sangre y me emborracho contigo.

No quiero ver a mi pueblo desangrao,
por los colmillos de los envenenaos,
prque mi pueblo no tiene sangre azul,
que es de sangre roja de vida y juventud.
Y como no quiero verlo desangrao
por eso tiro en el cuello los bocaos.
Y lo que hagan conmigo me da igual,
porque la sangre del pueblo es inmortal.

Resistiré las tentaciones delante de los fanfarrones,
porque a mi no me da la gana que nos gobiernen por cañones.
Que los tirabuzones son de las gaditanas.
Resistiré constituciones que esconden crímenes de Estado,
y aun paladinen a ladrones en los sillones del Senado.
Que donde están sentados los nuevos fanfarrones.
Por eso puesto a resistir, resistiré que sus palabras,
me entre por los dos oídos y por ninguno me salga,
por eso puesto a recibir, resistiré que sus palabras.
Me entre por los dos oídos y por ninguno me salga.
Resistiré las tentaciones.

Recuerdo que no quedaba dos lunas pa’ primavera,
cuando la ví que bajaba con su morada bandera,
y que se oía su padre cantando desde la torre:
“No se te olvide una calle en la que pongas tu nombre”.
Recuerdo que le decía con su morada bandera:
“Si yo tuviera una reina sería Lolita la Piconera”.
Y si Lolita no fuera, que fuera reina su hermana,
que es la más republicana por eso le llaman Pepa.
Que con Lolita y la Pepa, que con la Pepa y la Lolita,
no harían falta las Puertas de Tierra en la Tacita.

Para ser inmortal no hace falta ser un hombre histórico,
que llevar una vida palante oficio de héroe,
más allá que siempre la ética bajo su músculo,
me permita dormir cada noche escuchando su música.
Aun sabiendo que antes que el día le espera la fábrica,
y que nunca será bautizado como Jesucristo,
que tendrá una única sábana y cien mil carnavales distintos,
aun sabiendo que antes de sábado ni los periódicos,
venderán una foto de archivo con su pie de página,
otra vez han quemado los puentes, otra vez han quemado al obrero,
pero no han apagado a la gente, la más valiente la de astilleros,
mi palabra de carnavalero mi comparsa no te olvida.

Y cuando llegue febrero tirará por la bahía.
Otra vez han quemado los puentes, otra vez han quemado al obrero,
pero no han apagad a la gente, la más valiente la de astilleros,
mi palabra de carnavalero mi comparsa no te olvida,
aún sabiendo que antes del día le espera la fábrica.

Ya te dije que la claridad, la única que no me quema,
es la del mar, la libertad, la gaditana.
Y mata si es de plata la Tacita,
la que me crucifica en tu ventana,
la que por más galana, más bonita.
La del mar, la claridad, la que me grita,
la vida que resucita junto a ti cada mañana.
Te dije que la plata en tu ventana,
la del mar, la claridad de la Tacita,
es la que me resucita mi bonita gaditana.
Y si del alma tuya sale el fuego,
recordarás que a mí el fuego,
el único que no me quema,
de tu alma que locura la candela,
aunque me crucifique de veneno,
como es de tu ventana por lo menos,
y aunque al mar le falte el agua no me quema.
Igual que no me envenena la cruz del Nazareno.
Igual que no me envenena la cruz de carnavales.
Desenterrando los puñales de las arenas salía,
y con su sangre escribía:

“Los inmortales, los inmortales, los inmortales”

1 comentarios:

Miguel Ángel Herencia dijo...

Hoy, ocho años después, releo letras de entonces, descubro letras nuevas y no puedo más que caerme otra vez con el Falla entero. Y morirme en Cai...

Esto es increíble.